PASO DE PEATONES




Mal andamos

si unas luces

colgadas de un poste

nos ordenan el paso.


En esta jungla

sin felinos

solo rugen 

los motores,

la lluvia es ácida

y los árboles están

acomplejados.


Aquí las noches

son eternas,

las mañanas

no amanecen

y los ríos

nunca desembocan.


La locura de una flor

en el hueco de un bordillo

es una acto de cordura

 en mitad del manicomio.


A veces,

sin querer, el sol asoma,

asustado,

por el hueco de una nube

de anhídrido carbónico.


 Todo fluye

 inevitablemente,

 por eso nadie

 se detiene

 para mirar a alguien.


La esperanza

huele a humo,

sabe a cieno,

es de plástico

y se para a descansar

en los pasos de cebra.

  

                    José Gilabert Ramos

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